Los recursos hídricos en un país enorme y en crecimiento son difíciles de gestionar. (Foto: prensa mexicana) |
En donde yo vengo no es que no falte agua, sino que sobra. Galicia es una auténtica alfombra verde en la que las plantas campan a sus anchas, lo que se traduce en una estampa vegetal admirada por todo visitante del resto de España.
Pero en México central (a falta de conocer bien el total de la extensísima geografía de toda la República), el suministro de agua a nivel residencial no alcanza los estándares europeos. Me he encontrado con una presión de la red municipal un poco baja, lo cual provoca que en la ducha haya que tener un poco de paciencia.
Además, he recibido el consejo de no beber agua del grifo, o al menos, hacerlo con bastante precaución.
Imaginad, desde un punto de vista logístico y de infraestructuras, lo que es abastecer a una ciudad-monstruo como México D.F., situada a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Sus recursos acuíferos subterráneos deben ser escasos por el intenso uso que hacen de ellos millones y millones de personas, día tras día.
De hecho, en la Wikipedia hay una entrada dedicada exclusivamente a la gestión del agua en México DF.
Sólo con hacer una estimación, incluso baja, del agua que consumimos cada uno de nosotros al día, y multiplicarla por unos cuantos millones de ciudadanos, obtenemos una cifra espeluznante. Tanto para el agua utilizada que sale de los grifos, como para la residual, que ha de ser tratada para nuevos usos, o bien conducida a otra parte para limpiarla.
Pero en México central (a falta de conocer bien el total de la extensísima geografía de toda la República), el suministro de agua a nivel residencial no alcanza los estándares europeos. Me he encontrado con una presión de la red municipal un poco baja, lo cual provoca que en la ducha haya que tener un poco de paciencia.
Además, he recibido el consejo de no beber agua del grifo, o al menos, hacerlo con bastante precaución.
Imaginad, desde un punto de vista logístico y de infraestructuras, lo que es abastecer a una ciudad-monstruo como México D.F., situada a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Sus recursos acuíferos subterráneos deben ser escasos por el intenso uso que hacen de ellos millones y millones de personas, día tras día.
Agua disponible en México; como se puede observar, en la Capital de la República no es donde más agua hay. |
Sólo con hacer una estimación, incluso baja, del agua que consumimos cada uno de nosotros al día, y multiplicarla por unos cuantos millones de ciudadanos, obtenemos una cifra espeluznante. Tanto para el agua utilizada que sale de los grifos, como para la residual, que ha de ser tratada para nuevos usos, o bien conducida a otra parte para limpiarla.
En lo que respecta al consumo de agua para beber, me han dicho que no debo usar la del grifo. Hay toda una amalgama de bacterias y "amibas" a las que mi "fino" y mal acostumbrado intestino europeo no podría enfrentarse con éxito.
De éstas, ya van unas cuantas... |
Las redes de abastecimiento de agua son muy distintas por todo lo ancho del Globo, y ya os contaré si alguna vez me enfrento, por beber agua del grifo, a la temida "Venganza de Moctezuma".
(Ésta es la manera de referirse a una diarrea sufrida por un extranjero en México, y me explayaré sobre ella en un futuro post).
El habitual "Tinaco" de la casa media mexicana: un depósito de agua
en lo más alto, para mantener un suministro continuado.
en lo más alto, para mantener un suministro continuado.
Imagen: letraslibres.com |
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